Descripción
Un día la muerte se sintió sola y pensó que tal vez, si tenía un bonito huipil, podría hacer amigos. Lloraba su pena cuando se topó con una pequeña niña tzotzil que le enseñó a tejer, pero le trajo una lección aún más importante: que en este mundo no hay manera de estar solos.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.